Vera
Vera tiene cincuenta y cinco años y trabaja como limpiadora nocturna en un gran edificio de oficinas. Su pasión por la música clásica hace que, a pesar de sus horarios, disfrute de los conciertos del Palau de la Música escuchándolos a través de su walkman. Durante una de sus jornadas, Vera descubre un despacho que pertenece a Miguel, un hombre a quien nunca ha visto, pero a quien imagina, gracias a los objetos que éste guarda en su escritorio.