Vivimos rodeados de producciones audiovisuales, las consumimos con regularidad y forman parte de nuestro día a día. Pero, ¿somos conscientes de lo que consumimos?
Cada producción está anclada a su contexto, es algo que no debemos olvidar. Podemos aprender mucho de analizar nuestro consumo, puesto que también aprendemos a través del entretenimiento. Una buena forma de empezar a plantearnos aquello que nos rodea es hacer uso del llamado Test de Bechdel. Consiste en evaluar la brecha de género a través de una serie de preguntas, es decir, la presencia de mujeres respecto al hombre y la relevancia de sus roles. Es importante saber que se trata de un test orientativo, que debe entenderse como una guía para replantearnos conductas, tópicos y costumbres.